El buen
vivir propone un modelo de vida mucho más justo para todos. El buen vivir es en cambio, muchísimo más equitativo. En vez de propugnar el
crecimiento continuo, busca lograr un sistema
desde la súper estructura del Estado que esté en equilibrio. En lugar
de atenerse casi exclusivamente en datos
referentes al Producto Interior Bruto u otros indicadores económicos, el buen vivir se guía por conseguir y
asegurar los mínimos indispensables, lo suficiente, para que la población pueda llevar una vida simple y modesta, pero digna y
feliz. Para que las y los ciudadanos tengan acceso a las mismas oportunidades
en las mismas condiciones, sin diferencia, sin discriminación, con equidad de género,
equidad generacional, con respeto
a pluriculturalidad, se basa en una economía solidaria y no en una economía
de mercado. El Buen Vivir
es calidad de vida, donde midamos la riqueza de su
población por servicios básicos atendidos, y no como en las políticas
neoliberales un estilo de vida que se mide a la pobreza
por cuánto dinero tienes, el Sumak Kawsay es el desarrollo más humano en
el cual el hombre y la mujer
son su eje de inicio y fin en todo el sistema integral de los medios y modos de producción.
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